LA LEYENDA
Cuenta la leyenda que en el otoño de 1535, salió del Cuzco, rumbo a Chile, el conquistador Diego de Almagro, con unos 500 españoles y 10.000 indígenas. Entre ellos llevaba como rehenes a Huillac Huma, último sumo sacerdote del culto del sol, con su hermosa hija de 23 años, la Ñusta (princesa). La joven logró huir y se refugió con algunos seguidores en un oasis de la Pampa del Tamarugal, que dominó a sangre y fuego. Ejecutaba sin piedad a todo extranjero o indígena bautizado que cayera en sus manos. La llamaban "la Tirana del Tamarugal". Pero un día, apareció un joven y apuesto minero, Vasco de Almeida. La Ñusta se enamoró perdidamente e inventó la forma de demorar su muerte. Tal era su amor, que en los meses que siguieron ella se convirtió al cristianismo y él la bautizó. Cuando sus seguidores descubrieron su traición, los mataron a ambos bajo una lluvia de flechas. Años más tarde, un evangelizador español descubrío entre las ramas de tamarugos una tosca cruz de madera. Enterado de la tragedia, levantó en el lugar una capilla.
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